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Entrevista a Isabella Villa Gómez, estudiante de Medicina de último año, en su décimo mes de Internado.

¿Por qué decidiste estudiar medicina?

Porque estuve muy inmersa en ese mundo desde pequeña, me di cuenta de que era lo que me gustaba, y que realmente no me veía haciendo nada más que estudiando medicina.

Además, hubo una figura muy importante en mi vida que es mi papá, él también es médico. Cuando era niña y no había quién me cuidara, mi papá me llevaba al hospital, me dejaba en el puesto de enfermería, mientras él hacía la ronda, y yo veía todo. Entonces desde niña se me despertó el interés por este mundo.

¿En qué hospitales has hecho tus rotaciones?

En Medellín uno rota en varios hospitales dependiendo de la especialidad, entonces yo he rotado en el hospital Manuel Uribe Ángel donde estuve 5 meses, no seguidos, pero sí fueron 5 meses. Roté un mes en Clínica del Norte, estuve 3 meses en el hospital General, y en abril roté en el hospital de Puerto Berrío.

Desde que estás en tus rotaciones, ¿qué es lo que más te ha sorprendido?

Yo estaba muy asustada porque como nos había tocado pandemia, yo no me sentía preparada para salir porque sentía que había mucha presión; tampoco es un secreto que los especialistas y médicos generales a veces son groseros cuando uno no sabe y más que incentivarlo a uno a aprender, lo hacen sentir a uno insuficiente. Entonces digamos que ese era como el miedo que tenía al salir, de que no iba a servir.

Lo que yo aprendí en pandemia, siento que no es ni el 1% de lo que he aprendido en este año de internado, entonces sentía que iba a salir y que no iba a saber absolutamente nada y que me iban a ridiculizar o a hacerme sentir mal, eso era lo que más me daba miedo. Ya cuando salí, uno sí se encuentra muchas cosas, de pronto en ese momento uno se arma de valor y se da cuenta que no puede tomarse todo personal. A pesar de eso, me encontré con muchos doctores muy amables, que te querían enseñar. Eso fue lo que me cambió, me di cuenta de que el ambiente también se lo hace uno, y que habían cosas que definitivamente yo no quería replicar cuando me graduara.

Yo siempre me imaginé que la vida laboral iba a ser muy difícil, pero pensé que me iban a tratar más mal, y no he recibido tan malos tratos, uno que otro, pero eso era de esperarse.

Durante este tiempo, ¿cuál ha sido el reto más grande?

Tener confianza, porque uno sale con muchas inseguridades creyendo que uno no sabe tanto, yo creo que la pandemia sí nos afectó mucho, pero poco a poco yo me he dado cuenta de que algo se me ha quedado, entonces sí, es coger la fuerza y no dejarse amedrentar, darse cuenta de que sí aprendió, es que ese ha sido el reto más grande que ha significado el internado. Es coger la fuerza y decir “es que yo sí sé, yo tengo que enfrentarme con esto, con esto me voy a enfrentar sola”, diría que ese es el mayor reto que he tenido. 

¿Qué anécdota particular te ha pasado?

A mí la que más me marcó fue cuando recibí por primera vez un paciente grave. Era mi segundo mes de internado, y en el primero a mí me tocó medicina interna, y ahí es un poquito más tranquilo, los pacientes sí se quejan, pero no es así como el paciente traumatizado, politraumatizado. El paciente que me llegó es un paciente quemado, completamente quemado y estaba demasiado grave.

Yo podría decir que esa es la experiencia que siempre se va a quedar en mi mente, que obviamente le enseña a uno mucho, de eso uno aprende mucho, pero uno no está preparado, uno no está por ahí por la vida pensando “ay, me va a llegar un paciente tal” entonces llega y uno está acostumbrado a todo muy controlado como estudiante. Creo que el escenario más estresante y con más cosas es el de urgencias, porque no estamos muy expuestos a eso como estudiantes. Ese paciente quemado fue una cosa trágica, el paciente tenía el 95% de superficie corporal quemada, entonces fue terrible.

¿Estabas sola en ese momento, qué te tocó hacer?

No estaba sola, lo bueno es que en Clínica del Norte, donde me pasó, estábamos muy acompañados, entonces en ese momento estaban todos, solo que yo me lancé a hacer mi primera vía aérea que era intubar, que obviamente es muy estresante. 

Entré a toda la escena, ayudé en lo que podía y aproveché para hacer mi primera intubación, pero acompañada de los doctores, todo muy controlado. En urgencias sí siento que estuve demasiado acompañada. En la mayoría de especialidades me sentí muy acompañada, pero hay otras en las que a los doctores no les importa. Tu eres quien mira la historia, miras los paraclínicos, eres el que hace la historia, ellos solo pasan la ronda, te dicen qué hacer y ya tú te metes al sistema y haces absolutamente todo, sin acompañamiento. 

Uno si les pregunta cosas, pero a veces cuando uno está en el sistema subiendo las cosas a uno le surgen muchas dudas, pero uno tiene que ver cómo solucionar, y obviamente si algo queda mal hecho es culpa de uno, eso es maluco, pero en general, yo podría decir que la gran mayoría siempre están ahí acompañándote, no podría decir que todos enseñándote, pero sí ahí al menos te apoyan.

En este tiempo, ¿cuál es el aprendizaje que más has valorado?

¡Todo! Yo podría decir que todo, el internado vale la pena completamente, siempre al 100 por 100 porque es enfrentarte a la realidad, ya aquí es cuando tú te concientizas de qué es lo que tienes que hacer, las órdenes, cómo es el sistema, porque es que a ti no te enseñan cómo se mueve un hospital en la universidad, tú tienes que aprender cómo es la parte administrativa, porque la medicina no es solo medicina, no es solo lo del libro y la anatomía y la fisiopatología, no. 

La medicina también tiene que ver con si vas a remitir a un paciente a trabajo social porque no tiene soporte familiar o a veces que tienes que hospitalizar pacientes, pero no porque estén enfermos, sino porque no tienen soporte social, no tiene familia; todo el trámite interno que tienen los hospitales, es una cosa que uno solo puede aprender estando en el hospital, no en la universidad, y si a ti no te mandan entonces no, nunca vas a saber. 

Obviamente uno se da cuenta de que cada hospital tiene un proceso, por eso es que a uno le da tantos nervios empezar una nueva rotación en un nuevo hospital, porque cada uno tiene sus cosas, entonces uno llega como muy perdido, pero a medida que va pasando el tiempo uno le va cogiendo el tirito. Pero todo, yo podría decir que si no hay internado, no hay médicos, al menos aquí en Colombia, es demasiado necesario. 

¿Cómo es la relación con los compañeros durante el internado?

Eso depende de tú cómo seas. Yo me considero una persona que es muy todera, me considero muy amable, soy muy compañera, no me gusta recostarme, obviamente a veces estamos muy cansados y el compañero te ayuda a ti y tú te le ayudas a él, pero que sea algo mutuo, pero hay compañeros que no son así, entonces uno se tiene que adaptar a todo. 

Yo considero que dentro de mi internado he tenido demasiados buenos compañeros, pero yo también podría decir que eso está relacionado a como yo soy y como me considero. Pero yo sí he escuchado muchas historias malucas de compañeros que se recuestan, que se desaparecen, nosotros le llamamos fistulizarse, que se van y se duermen en el turno, que se desaparecen, y que no son responsables, que son conchudos. 

La verdad es que se ve con más frecuencia de la que uno quisiera que pasara, pero no pasa el 100% de las veces y yo podría decir que son más los buenos compañeros, o sea, me he relacionado bien, me han colaborado, nos hemos ayudado.

¿Cómo es la rutina de un interno?

La rutina depende del mes, cada mes tiene su rutina. Esto depende de la rotación, hay rotaciones que tienen rutinas muy parecidas, y otras que son completamente diferentes. Pero durante el mes la rutina es constante, es decir, hay algunos hospitales y algunas rotaciones que son, por ejemplo, mañana, corrido, noche, posturno, o corrido, noche, posturno, y hay semana que es de rondas. 

Corrido es de 7:00 a.m. a 7:00 p.m., noche es de 7:00 p.m. a 7:00 a.m.. Y posturno es el tiempo que te dan de descanso por hacer noche. Así es todos los días, no importa fines de semana, nada. Así es ginecoobstetricia en el General, en perinatos es atender el parto, los pediatras son los que reciben en perinatos, es decir, reciben los bebés. Allá es mañana, tarde, noche, posturno, y mañana es de 7:00 a.m. a 1:00 p.m. de la tarde. Al otro día es de 7:00 a.m. a 7:00 p.m., y al siguiente día toca es la noche, y luego el posturno. 

Hay diferentes servicios, por ejemplo, gineco-obstetricia tiene de todo, tiene quirófano, tiene hospitalización, tiene triaje (el triaje es lo que clasifica si ingresas a hospitalización, a urgencias o si te vas para la casa), entonces hay muchos servicios, y por ejemplo, yo hoy estoy en triaje, estoy en un servicio que es corrido, estoy de 7 de la mañana a 7 de la noche, hay otro compañero que está en ronda, y en la tarde se tiene que quedar, entonces eso es como un corrido de 7 a 7. Y el otro está solo en ronda, o sea solo en la mañana, entonces está de 7 de la mañana a 1 de la tarde. Y ya los que van en la noche, tienen que pasar toda la noche y uno está afuera haciendo urgencias y el otro está dentro recibiendo parto. 

Son muchos horarios, por eso uno tiene que estar mirando el cuadro para ver qué día le toca, no es como una rutina, sino que uno tiene que ver qué le toca ese día. Por ejemplo, si vos no estás pendiente de eso y faltás, eso es una falta grave porque no tiene justificación. Hay doctores que hacen el cuadro, pero en ginecoobstetricia a nosotros mismos nos tocó hacer el cuadro, siempre tienen que haber tres internos al día, entonces tuvimos que organizarlo para que quedara así. 

¿Cómo es el protocolo cuando llegan?

Depende de la especialidad, por ejemplo, si tu llegas a urgencias y hay 5 pacientes, tienes que pasarle ronda a estos pacientes, en urgencias también hay trabajos de parto, pero están todavía en urgencias porque no están muy avanzados, entonces uno tiene que estar pendiente de esas mujeres, de cómo avanza, para saber cuándo hay que ingresarlas al trabajo de parto. 

Si por ejemplo, estás en medicina interna, yo ya sabía que tenía que ir al quinto piso todos los días, entonces yo tenía que ir a verlos, les miraba las historias, revisaba los exámenes que les habíamos pedido el día anterior, luego les pasaba la ronda, miraba cómo estaban. Luego pasaba la ronda con el doctor, él me decía qué había que adicionar o qué íbamos a hacer, o sea, qué conducta íbamos a tomar, y ya luego yo me quedaba haciendo las cosas. Y así también en cirugía. 

En ortopedia era muy parecido, solo que en las tardes entrábamos a quirófano. Es que eso no es como una receta, eso uno mira cada mes, por eso uno se pone nervioso, porque uno no sabe qué le espera, qué va a suceder o cómo es. Uno le pregunta a los compañeros cómo es la cosa, aunque yo no soy mucho de preguntar cómo es la dinámica porque me pongo más ansiosa, más bien llego y espero a ver cómo es. Pero uno a veces es como a dónde llego, a quién le pregunto, porque a uno los doctores no le están escribiendo y diciéndole a uno a qué servicio va, no, tu llegas y tienes que preguntar.

¿Qué herramientas te han servido para enfrentar los retos de las rotaciones, has tenido que estudiar de más?

Lo de estudiar, claro. Hay rotaciones que son más de estudiar que otras, a veces son más tareas de secretariado, en algunos es hacer más lo que dice el doctor y dejarse llevar, en otras los doctores sí son más académicos, entonces uno estudia demasiado. Le preguntan a uno sobre algo y si uno no sabe, le dicen que lo investiguen para mañana. Todo el tiempo es de estudiar.

Las herramientas que uso, son la bibliografía que pasan los doctores, yo cuento con apptoday, que es una bibliografía súper buena, excelente, de las mejores, pero hay que pagar por eso. 

Yo soy muy juiciosa, y tengo un grupito de amigos que también, entonces por ejemplo, un doctor nos daba una clase, de neurología, farmacología, entonces unos pasaban los audios de las clases de farmacología, entonces otros de Neurología, así tenemos muchos resúmenes, y es buena bibliografía, son doctores muy buenos, entonces uno se ayuda de ahí, pero eso constantemente se está desactualizando, entonces uno tiene que buscar más. Es decir, estudio de los resúmenes que hice en el pregrado, pero también busco más bibliografía.

¿Qué es lo que más has disfrutado de este proceso?

Aprender, darme cuenta que sí sé, ya me tengo más confianza. Ha sido un proceso difícil, pero el internado es chocarse con la realidad, sufrir mucho, y eso que yo podría decir que tampoco me ha tocado tan duro porque me tocó en Medellín, mi mamá me mima demasiado, entonces mi mamá se levantaba y me hacía el desayuno, yo estaba en mi camita, en mi casa, en mis comodidades, pero a varios compañeros les tocó en pueblos y les tocó horrible. 

La época de internado es difícil y siempre todos tienen miedo, y tienen incertidumbre por lo que les va a pasar. Pero yo creo que el denominador común, incluyéndome a mí, es que uno aprende de otra forma, aunque sea a veces a las malas, pero aprende. Y qué mejor que uno haber estado estudiando 6 años y decir, como bueno voy a hacer bien las cosas.

A mí me da mucha nostalgia cuando acabo algunas rotaciones, hay otras que quiero que se acaben ya, pero hay unas en las que el ambiente es chévere, por ejemplo, cuando estuve en Pediatría, fue un ambiente increíble, los doctores muy amables, uno se entretiene mucho con los niños, los compañeros excelentes, éramos más compañeros entonces teníamos más descanso, entonces también me gusta compartir, conocer gente es muy chévere. 

Pero lo principal, es el aprendizaje y la confianza que te da vivir este proceso. Ojalá uno pudiera aprender y vivir lo que logra en el internado sin tener que sufrir, muchas veces uno llora, quiere acabar ya, está mamado. 

¿Qué tipo de frustraciones te hacen llorar?

Todo, es que uno siempre está en un contexto de aprobación, uno está bajo una presión a la que uno siempre está expuesto. Cuando tu haces mal algo te echan a veces la culpa a ti, yo considero que a veces los doctores son muy recostados, y le echan la culpa a uno cuando el doctor ni siquiera estuvo pendiente de si lo hiciste bien o no, sino que te dejó hacer las cosas así, nadie te dijo nada, lo hiciste porque tenías que hacerlo, y luego te diste cuenta de que lo hiciste mal, entonces uno llora por eso. 

Cuando uno empieza el internado uno no sabe cómo se mueven muchas cosas, entonces hay frustración, los turnos largos, uno está cansado, si te tratan mal, si te tocan malos compañeros. Por ejemplo, algunos compañeros que les tocó cosas muy difíciles en pueblos, como trabajar sin agua, dormían en lugares malucos, mala alimentación, entonces ahí uno también se cansa.

¿Qué consejo le darías a alguien que está por empezar?

Que sea moldeable y que se deje llevar, y que uno tarde que temprano le coge el tiro a todo, y uno se va haciendo como una caparazón, en la que uno no cae tan fácil, sino que uno aprende cómo moverse, cómo manejarse, dónde buscar. Entonces que a pesar de que uno está muy nervioso, sean buenos compañeros, estudien bastante porque es el último año en el que van a poder ser estudiantes.

Sean moldeables y volubles, en el sentido de que no se pongan a retar a los doctores, sean buenos compañeros. A mí me da físico miedo ser una recostada, es que sí de por sí ya es difícil el ambiente, es difícil la rotación, es difícil con los doctores, los pacientes, ahora imagínate tener un ambiente laboral maluco. Uno en el internado debería meterse y darla toda, porque es el último momento para aprender como estudiante, y darle lo mejor a los pacientes. 

Uno donde aprende la mayor fortaleza es en el campo, y si no lo aprovechas no vas a aprender nada, no tiene sentido. Hay algo muy importante también, que en mi universidad hablan mucho, demás que en todas, y es el ser, ser bueno con los pacientes, ser considerado, no perder eso, pero como las cosas se vuelven tan sistemáticas, se pierde la humanización, eso no debería pasar, el paciente es lo más importante siempre.

¿Tienes la página de Internos, crees que es una buena herramienta?

Totalmente, eso le ayuda a uno demasiado. Es una muy buena bibliografía, ojalá los Internos tuvieran la oportunidad de acceder a esa bibliografía.

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